Por estas fechas de diciembre aparece ante la ciudadanía una suerte de sabio griego, Admon de Loterías, que defiende la Escuela de los Optimistas, basada en la fe, en los imposibles, en la esperanza inquebrantable y en el espíritu de la felicidad que llega a través de la suerte. Encontrar el amor verdadero o ser alcanzado por un rayo son eventos que tienen las mismas posibilidades de suceder que ganar en la lotería y, sin embargo, resulta casi un imposible cruzar el Rubicón del 22 de diciembre sin jugar un décimo, una participación, una papeleta... ¡lo que sea!

La lotería que hoy conocemos llegó de la mano de Carlos III, que la importó de una tradición de Nápoles y era igual que la ahora llamada Lotería Primitiva. El primer sorteo se llevó a cabo el 10 de diciembre de 1763. La lotería moderna, más parecida a la actual, nació en Cádiz en 1811, por iniciativa de Ciriaco González Carvajal, para aportar fondos a la Hacienda Pública, que se quedó resentida por la Guerra de la Independencia. La Real Lotería Nacional de España fue creada por instrucción de 25 de noviembre de 1811. Concebida como “un medio de aumentar los ingresos del erario público sin quebranto de los contribuyentes”, el primer sorteo tiene lugar en Cádiz el 4 de marzo de 1812.

Entre una pléyade de amuletos, sortilegios y extrañas costumbres aparece la figura de San Pancracio. Históricamente se ha vinculado su presencia con la suerte. Y muchos lo han bautizado como el santo de la fortuna, aunque no está clara su vinculación. Se desconoce el origen de esta creencia tan arraigada. La razón podría estar en el libro que porta. En la portada, se puede leer “Venite ad me et ego dabo vobis omnia bona”, que significa algo así como “Venid a mí y os daré todos los bienes”. Y lo mismo se toca madera, se frotan los décimos en la barriga de una embarazado o en la giba de un cheposo. Rarezas para la invocación.

En no pocos lugares existen determinados donde florece esa suerte tan perseguida, vaya usted a saber porqué. Son retales de la costumbre popular que nos acompañan. En Bilbao también hay una con historia. Corría el año 1941 cuando doña Concepción Ormaechea se estableció en la Administración de Lotería nº 1 de Bilbao, en ese momento vacante, en la calle Ribera del Casco Viejo. Compartía por entonces local con un estanco, lo que no acababa de convencer a doña Concha, quien decidió mudarse de ubicación y salir del Casco Viejo en busca de diferenciación.

Cuentan las crónicas que eligió la zona de Indautxu, aún muy poco poblada, en concreto un local ubicado en el interior del portal número 46 de Alameda San Mamés. La fortuna hizo que al poco de instalarse en esta nueva localización, varios premios agraciaran a esta administración lotera, lo que incrementó su popularidad en poco tiempo, viendo crecer su clientela de manera significativa. Sin embargo, este hecho supuso un cambio en la relación con el vecindario del portal, al ser un acceso compartido tanto para la pequeña administración de lotería, como para las viviendas. Las sucesivas quejas de los vecinos por las colas en el portal, hicieron buscar una nueva y definitiva ubicación en Alameda Urquijo 52, primero en un local de pequeñas dimensiones y hoy día ampliado a lo que es su superficie actual.

Durante sus ya más de 80 años de existencia, esta administración ha convivido con al menos tres generaciones. Ha pasado de las manos de doña Concha, primero a su hija, Ana Mendicuti, y más recientemente a la tercera generación, los hijos de Ana: Sergio, Alberto e Iván. Se perfila así una familia de tradición lotera que ha conseguido situar a esta administración como una de las más relevantes.

Siempre al compás de sus tiempos, hay que considerar detalles como el de reservas o la gestión de lotería para empresas, así como la venta on line, de la que fueron absolutamente pioneros. Así, por un hecho casual, en 1996, Lotería Ormaechea adquirió el dominio www.loterias.com, lo que les ha permitido en casi 25 años valorar la evolución y el comportamiento de este canal para la venta de lotería, siendo Ormaechea un mero proveedor de dicha plataforma.

En 1975 cogió las riendas de la Administración Ana Mendicuti. Ya antes, y debido a un soplo de buena fortuna en el que se encadenaron sucesivos premios, en los años 50, Ana y su madre Concha le encargaron a Los Cinco Bilbainos la composición de una bilbainada titulada Sofía tenía la manía. Se hizo popular y llegó a tararearse en la calle. Fue uno de los puntos álgidos de una Administración que siempre tuvo una mirada puesta hacia las aguas del Mar Keting. Los vendedores ambulantes –Panchita, quien voceaba por las calles de Bilbao “La lotee, la lotee...”; Ernesto Zabala, El largo, quien vendía décimos de Ormaechea en La Ribera y en diversas tabernas de Bizkaia; don Julian Santillana, El astronauta interplanetario siempre con canotier o bombín; Remigio López, El morito, quien fue vaquero del oeste americano y era el encargado de soltar las palomas en San Mamés cuando el Athletic marcaba o el legendario Alejandro, el periodista, que vendió el gordo de Navidad de 1986 (un 3772 para el recuerdo que acompaña a otros 3 gordos de El Niño...) en La Catedral en un Athletic-Barcelona navideño...– y aquella campaña. #La que va a caer en Bilbao, preparada para el 75 aniversario de Ormaechea, son algunos de sus gestos y gestas.